Una artísta en construcción.
Resignificación del arte en el concepto
por Paula Isabella Vargas Pérez
Sobre El arte conceptual y sus tendencias
Ana María Guasch (Barcelona, 1953) es una crítica de arte española y profesora de Historia del Arte Contemporáneo y de Estudios Visuales Globales en la Universidad de Barcelona. Es la autora de El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural, libro publicado en 2000 por Alianza editorial, en Madrid. Este compila distintos movimientos artísticos desde ”lo simbólico en 1968, momento que supone el fin del dogma formalista y en el que el posminimalismo se precipita en una intensa desmaterialización de la obra de arte”.
En el quinto capítulo El arte conceptual y sus tendencias Ana María Guash define el arte conceptual como producto de un proceso de cuestionamiento objetual iniciado años atrás, originado en los dos países anglosajones más poderosos Estados Unidos e Inglaterra en 1660 hasta 1670 como consecuencia. Uno de los principales estatutos sobre los cuales toma forma este movimiento es la supremacía de la idea en la obra de arte, rechaza la “naturaleza objetual de la obra de arte” y los estatutos formalistas; además, transfiguró los estamentos fijados en la esfera artística apoyándose en el lenguaje, la teoría y el análisis.
Ana Maria Guasch establece como precedentes directos al minimalismo, ya que priorizo al concepto sobre la producción material en sus obras; al trabajo de Marcel Duchamp por sus ready-mades que cuestionaron la configuración objetual instaurada en el arte hasta ese momento y la dialéctica de Ad Reinhardt, que validó el arte en sí mismo como un arte absoluto. Sin embargo, su antecedente más próximo fue el llamado concept-art, que guiado por modelos matemáticos y relacionándose a la vez con la cultura y el lenguaje, dispuso las bases teóricas y una categorización clara para el arte conceptual.
En materia de bases teóricas, Joseph Kosuth (Toledo, 1945) con Art after Philosophy (1969) reforzó la crítica conceptual ante el formalismo y separó las nociones de arte y estética a beneficio de una percepción mental de la obra de arte. Este artista radica en la necesidad de comprender el arte como una tautología y la obligación que adquieren los artistas de desarrollar propuestas que generen una ruptura con todo lo visto anteriormente; en sus palabras. “El arte debe satisfacer los intereses espirituales del hombre” para lo cual debe remitirse únicamente a él y a su propia lógica.
“Hacer arte para acotar fronteras arte-vida y reivindicar territorios no artísticos como material artístico”.
Una de las primeras exposiciones del arte conceptual fue Jannuary Show, que transgredió en el medio y marcó pauta para las exhibiciones venideras. Fundamentalmente los artistas se sirvieron del lenguaje, su sintaxis y lexicografía para la construcción de las piezas, no obstante, muchos trabajos estaban vinculados con la exploración de materiales como obra. Además, formularon una nueva configuración de catálogo que apartaba su naturaleza publicitaria para incorporarse propiamente a la muestra. De igual manera la documentación (libros, video, fotografía, diagramas, etc) obtuvo un papel sumamente importante en próximas presentaciones ya que era la unidad precisa para comunicar información al espectador.
El arte conceptual se introdujo al mercado con nuevas propuestas que se diferencian de los elementos tradicionales, sin embargo, para algunos críticos como Max Kozloff esta capitalización va en contra de sus propia identidad; según él, los parámetros estructurales del movimiento están tan fusionados que no hay claridad en sus ninguna de sus propuestas.
Muchos expertos en la materia han intentado sistematizar la producción conceptual. Para Robert C.Morgan (Estado Unidos, 1943) esta clasificación consiste en un análisis sistémico, un estructuralista y uno filosófico. Por otro lado, en la visión de T.Godfrey se establecieron cuatro focos principales de operación, los trabajos basados en la importancia del objeto; aquellas que utilizan notas, gráficos o fotografías para exponer una idea; las intervenciones espaciales a partir de objetos o documentación y finalmente aquellas que se apoyan su investigación en el lenguaje. No obstante para muchos la tarea de clasificar estas creaciones es imposible gracias a la gran extensión en el campo del arte conceptual.
Para concluir, en este escrito Ana Maria Guasch constata una escritura clara, no intenta saturar las páginas de contenido intrincado, sino que hace un análisis amplio y trata los aspectos más importantes para consolidar un conocimiento base del arte conceptual. Nos presenta en detalle las problemáticas que propone este movimiento, sus bases teóricas, su adaptación al mercado, sus tendencias, mayores exponentes y su configuración dentro de la historia del arte.
Este acercamiento nos permite entender más los principios e historia tras. Para muchos es difícil entender las gramáticas que propone una corriente tan cuestionada y controvertida como la conceptual, pero escritos como este acercan a los artistas, espectadores y público en general a la verdadera esencia del arte conceptual y su naturaleza desafiante a todo lo antes visto. Aventuremonos a la posibilidad de aceptar esta propuesta, que sigue en vigencia y que aporta elementos originales y revolucionarios al arte confinado a espacios privilegiados económica y académicamente. Cambiemos las ideas preconcebidas de eso lejano y exploremos las posibilidades ofrecidas por el arte conceptual.
REFERENCIAS:
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Guassh, A M (2000)El arte último del siglo XX. Del posminimalismo a lo multicultural: El arte conceptual y sus tendencias, Madrid: Alianza editorial. Recuperado de:https://www.dropbox.com/s/efbuticwjvnb5xv/Copia%20de%20GUASCH%20CAP%2018.pdf?dl=0
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Ramírez.J A (2001). En las ruinas de la forma. Revista de libros .Recuperado de https://www.revistadelibros.com/articulos/el-arte-ultimo-del-siglo-xx-anna-maria-guasch